jueves, 24 de enero de 2008

Julia Zenko y su Rayito de Sol





"Con este tango nació el tango y como un grito
salió del sórdido barrial buscando el cielo..."
Enrique Santos Discépolo


El cielo era tan celeste aquella tarde, que daban ganas de estar afuera, en la vereda, en una silla desflecada de mimbre, con un almohadón chatísimo, tejido a mano y a todo color por una bisabuela. Todos querían disfrutar de ese cielo: los perros chismosos, los niños exploradores, las hormigas relocas, la gente silbadora y los adolescentes que estiran la niñez jugando cada día un rato más y atajando la vida en una pelota.
¡Claro!. ¡Con un cielo así!. ¿Quién querría estar adentro?. ¿Julia?. Seguro que no, pero Ella se había comprometido y debía "meterse adentro ", en un estudio para grabar un tango..., ¡pero un tango para los chicos!.
Recordé que a principios del siglo XX en la Casa Lepage se realizaban grabaciones musicales y artísticas en unos cilindros fonográficos traídos en triciclo, a veces por un joven e inquieto empleado llamado Max Glucksmann.

Si Julia Zenko hubiera estado entonces allí, le habría preguntado a este muchacho lo mismo que el gran Arturo de Nava:- ¿Tengo que grabar diez más hoy?-
Y tal vez hubiese agregado:- ¿ Para cuántos chicos?

Es que antes, en cada cilindro sólo se registraba una pieza musical y el artista debía grabar tantos cilindros como clientes tenían en la empresa grabadora. También podría haber ido a grabar a la Casa Tagini, en la esquina de Avenida de Mayo y Perú, donde el mismísimo Carlitos Gardel registró sus primeras canciones (*).
Volví al presente. Julia llegaba al pequeño estudio de grabación.

No dejó el cielo afuera porque lo tenía en sus ojos, y en sus manos traía Tango para moldear como los chicos cuando juegan con masa o plastilina. Entró contenta, iluminando el lugar con su propio rayito de sol. Al cantar puso como siempre todo su corazón, quizás porque como diría Eladia Blázquez,"volvió a la niñez desde la luz". Pero ¿ Donde habría encontrado su rayito Julia?. ¿ En algún bolsillo de los "delantales de aprender" de los pibes, que vio el poeta Horacio Ferrer?. ¿En las trenzas besuqueadas por el sol de alguna muñeca llamada "Milonguita", o en "el sol de la infancia" de María Elena Walsh?. Supe mientras escuchábamos el tango "Chapuzón" y compartíamos un café, que el rayito de Julia era su papá. Esa tarde sentí que ya no habría más noches tristes y sin alumbrar porque el sol comenzaba a derramarse en tango sobre los chicos.

Y desde ese día, para mi inolvidable, me gusta preguntarle a los chicos:
-¿Quién es tu rayito de sol?-
Salen así palabras como: "papá", "mamá", "hermanos", "abuelos", "perros" y "gatos"...
Creo descubrir entonces sus propios tangos y los que vendrán a asomarse a las veredas de la vida, buscando el cielo, siempre buscando el cielo.


Graciela Pesce

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(*) Hay una placa recordatoria en el lugar.
La señora Julia Zenko es mundialmente reconocida como intérprete del Tango argentino. Este escrito también se halla en http://www.educar.org/infantiles/BoletinBulebu/JuliaZenko.asp